Así como Oikos en griego significa "morada", así tambien Holos quiere decir "entero". Así como el primer término generó la Ecología, así el segundo ha dado pie a la Holística. Aquella es reconocida como ciencia, y como ya sabemos estudia los nexos de un organismo con su entorno. Esta última ha tomado un tono más enigmático, ajeno a sus usos pedagógicos en el campo de los idiomas o de las terapias.
De la mano de la consciencia ecológica --en variadas circunstancias-- ha venido gestándose una consciencia
holista que integra la percepción responsable de un medio natural en crisis y de un medio artificial traumatizante, con la captación de rumbos inéditos para la experiencia humana en la Tierra.
Este "darse cuenta" o "despertar" a realidades antes desatendidas, configura una travesía personal que no admite ser delegada a terceros: cada uno de nosotros es a la vez el vehículo de transporte, el transportado, la hoja de ruta y el territorio recorrido. Estamos en el umbral de una epopeya eco-experiencial a través del llamado "espacio interno", que podría llamarse "psicopática", y que irá paralela a la exploración (y colonización) futura del espacio exterior.
Nada de esto es esotérico.
Cuando se habla de "ampliar el campo de la consciencia" debemos entenderlo como si se tratara de utilizar en su totalidad el teclado de un piano: usualmente apenas usamos las diez teclas centrales. Conviene indicar el distingo entre conciencia (diferenciación ética entre el bien y el mal) y consciencia (captación plena de todo lo existente).
Algunos seres que van desprendiéndose de lastres intelectuales, ideológicos o cientificistas, no se molestan ante los significados espirituales de la expansión de consciencia y no se molestan en usar subterfugios al respecto. En verdad se trata de la continuidad del proceso evolutivo de nuestra
especie, actualmente en vías de dar un importante salto cualitativo y cuantitativo.
Hay una ecología trivializada, enfocada apenas en los revoltijos atmosféricos o las contaminaciones ambientales, y hay una ecología generativa que estudia gamas inéditas de la percepción humana: un entorno invisible pero verificable a nivel vivencial, anímico y visionario. No existen herramientas para medir este potencial. Baste decir que alguna gente recorre tal orbita con extremo deleite.
No es una PES (percepción extra sensorial), ni una aventura PSI o parapsicológica. Mucho menos es una actividad definible como paranormal. Esta introspección va bien hondo en la ecuación cerebro/mente, y si es necesario llamarla de algún modo, basta denominarla "sensorialidad expandida".
Esta holo-ecologia, en el campo de las terapias psicológicas, suele denominarse "transpersonal", modo en que los terapeutas eluden el uso del término "espiritual". Actualmente, resulta improductivo usar el rotulo divulgado por Charles Tart: "estados alterados de conciencia". Lo mejor de todo es desechar las etiquetas y centrarse en la dimensión cabal de esta visión elevada de nuestros potenciales.
La consciencia es un campo de energía. Las obras de Carlos Castaneda --manifiestos psicotónicos-- han definido al eco-peregrino como un "guerrero impecable". No conquista territorios ni somete a nadie. En cambio, se "descoloniza" a si mismo pasando osadamente a planos de la realidad que los sentidos convencionales no alcanzan a discernir. Se filtra por los pliegues de todo lo que existe, real o imaginario,
visible o imperceptible, implacablemente esencial.
El eco-guerrero, no se pierde en las veredas del "medio ambiente" convencional: atisba el centro dentro del medio. Y como una flecha enfila hacia el, decidido a disolverse en el instante de dar en el blanco. Suena raro o poético, como se prefiera. Es en esa dirección que titila la famosa "eternidad", que es un orgasmo insondable, un relámpago cósmico, una chispa de lo que llamamos "divinidad". Estamos aun tan lejos de ser humanos, como de ser dioses. La eco-visión holista es un pasaporte al revés: sirve apenas para Ser.
Miguel Grinberg.
"Revista Mutantia21"